En los últimos años el Sevilla se ha caracterizado por ser un equipo camaleónico, capaz de cambiar cada temporada gran parte de la plantilla y, aún así, seguir manteniendo los logros y el gran nivel mostrado los cursos anteriores. Si nos fijamos en la plantilla de los sevillistas de la última final de Copa que enfrentó a Barça y Sevilla, en 2016, los andaluces han cambiado no sólo el entrenador, sino también la mayoría de los futbolistas en sólo dos temporadas.
Del once que alineó aquella noche Unai Emery sólo continúan en las filas del Sevilla cuatro jugadores: Sergio Rico, Escudero, Carriço y Banega. El resto –Mariano, Krychowiak, Rami, Gameiro, Vitolo, Coke y Iborra– ya no están. De hecho, el propio técnico vasco tampoco, y desde su marcha ya han pasado por el banquillo de Nervión Sampaoli, Berizzo y el entrenador actual, Vicenzo Montella.
En cuanto a los jugadores, sólo siete futbolistas de la plantilla de hace dos temporadas se mantienen en las actuales filas del conjunto andaluz. A parte de los ya mencionados Sergio Rico, Escudero, Carriço y Banega, que jugaron aquella final, también continúan N'Zonzi, David Soria y Pareja. Es una clara muestra de la gran transformación que ha sufrido el equipo de Sánchez-Pizjuán, que se ha sabido reinventar para volver a disputar una final copera sólo dos cursos después.
