La base de la vocación polideportiva del Club
El Barça es más que un club por muchas razones, pero una de ellas es la vocación polideportiva. El Barça compite al máximo nivel en cinco deportes profesionales, y, más allá del fútbol, las cuatro restantes tienen como escenario el Palau Blaugrana. Sin esta instalación, no se entendería que el Barça sea el mejor club polideportivo del mundo, ya que el baloncesto, el balonmano, el hockey patines y el fútbol sala azulgrana han podido crecer a lo largo de los años hasta consolidarse entre los mejores equipos tanto a nivel doméstico como internacional.
La puesta en marcha del Palau propició un gran empuje de las secciones, que hasta entonces no tenían pabellón propio y tenían que jugar de una manera algo anárquica en diferentes pistas y pabellones externos, como el complejo deportivo del Sol de Baix (entre la actual Avenida Madrid y la Travessera de las Corts), en la antigua Zona Deportiva del Club (al aire libre), en el pabellón del antiguo Picadero, en la Pista Gran Vía y también el Palau d'Esports de la calle Lleida.
Evolución de las gradas
De hecho, el gran estallido de las secciones experimentado a lo largo de la década de los ochenta dejó pequeño el Palau y propició que la sección con más seguimiento, el baloncesto, tuviera que trasladarse a Montjuïc, el Palau Sant Jordi, con capacidad para 17.000 espectadores. La experiencia, sin embargo, sólo duró dos años, de 1990 a 1992, ya que los inconvenientes eran numerosos: demasiada diferencia de aforo, frialdad de un pabellón donde la pista estaba demasiado alejada de las gradas y dificultad de acceso a la montaña de Montjuïc.
Todo esto hizo que la sección de la canasta volviera a un Palau que estaba pidiendo a gritos una ampliación de su aforo. Fue así como en 1994, con un coste de 157 millones de pesetas, se hizo la ansiada obra, lo que supuso que se pasara de los 5.696 espectadores iniciales hasta las 7.334 personas, cantidad que en octubre de 2007 subió hasta 7.585 gracias a la última reforma.