EN PRIMERA PERSONA: Asisat Oshoala
¡Hola culers!
Os quiero explicar algunos aspectos de mi vida que quizás no conocéis, ahora que por fin podremos volver a jugar, después de un largo parón...
Uf, el confinamiento fue difícil para mí, porque estuve sola casi cuatro meses en Barcelona. Estaba encerrada en casa y al principio tenía miedo porque, evidentemente, no quería coger el virus. Durante dos meses prácticamente no salí de casa, sólo bajaba a comprar en el supermercado, ¡y al llegar inmediatamente tiraba toda la ropa a lavar! Fue un periodo loco para mí. También seguí entrenando por la incertidumbre sobre qué pasaría con la Liga y la Champions League.
Como pasaba tanto miedo, hablaba muchas veces por teléfono con mi familia; mi madre, mi padre, mis hermanas, mis amigos... Fue importante poder mantener el contacto con ellos a través de videollamadas. Además, la situación en Nigeria tampoco era buena, especialmente en mi ciudad, Lagos, la capital del país.
Mis padres son comerciantes. Mi familia es polígama. Sé que en Europa esto sorprende, pero en mi país es una situación normal; en una sociedad musulmana el hombre puede casarse con más de una mujer. Lo vivo con naturalidad porque siempre lo he visto así. Mi padre tiene dos esposas, una de las cuales es mi madre. Tengo siete hermanos, dos de las cuales son hijas de mi madre y cinco de la otra mujer de mi padre.
Soy muy activa en las redes sociales para estar conectada con mi familia. Como aquí paso muchos ratos sola, también utilizo Twitter e Instagram para interactuar con la gente y así divertirme. ¡Me encanta!
Creo en Dios. Rezo, pero no me cubro el cabello siempre. Sólo a veces o en casa. Obviamente, en mi trabajo no puedo llevar velo. También hago el Ramadán. ¡Este año ha sido más fácil de seguir porque coincidió con el confinamiento!
Yo iba a una escuela mixta de niños y niñas y es allí donde empecé a jugar al fútbol, a la hora del patio o después de clase. Jugaba para pasármelo bien, por las calles de Lagos, principalmente los domingos. Hasta que me alisté en el único equipo femenino de la ciudad. Estaba contenta porque ya podía jugar al fútbol todos los días. Reconozco que esto provocó múltiples discusiones con mi madre, pero me salí con la mía. Cuando fiché por Rivers Angels se me abrieron las puertas de la selección nacional y por primera vez creí que podría ser futbolista profesional.
Hace unos cinco años creé mi propia fundación, que básicamente alienta a chicas a seguir su sueño de ser profesionales. Sólo cogemos mujeres porqué los hombres tienen más oportunidades. Hablo y juego con ellas, para darles más confianza y las ayudamos a encontrar algún club. Hemos asistido ya a unas 5.000. Es mi pequeña aportación a las niñas de Lagos.
Pensad que, en África, si eres niña, es difícil jugar al fútbol y practicar deportes, en general. Muchas tienen los mismos problemas que tuve yo cuando era jovencita en el sentido de que sus padres no quieren que jueguen y no hay muchas opciones para las futbolistas. Les digo que no se rindan nunca, que sigan luchando y que sean ellas mismas. Que si aman el fútbol, que jueguen al fútbol donde sea. Si crees, un día los sueños se pueden hacer realidad.
Como me pasó a mí. En el año 2012 disputé un Mundial sub-20, como mediocentro defensiva por cierto, y en 2014 volví a jugarlo, ya como delantera. Entonces fui Balón de Oro y Bota de Oro del torneo y me autoconvencí que tenía cualidades para dedicarme a esto y jugar en diferentes países. El primero de todos fue Inglaterra. Bueno, tengo que decir que ya había hecho una prueba con el París Saint-Germain antes del segundo Mundial sub-20, pero el primer club europeo fue el Liverpool, con sólo 20 años. Tenía propuestas de otros sitios, pero como sólo hablaba inglés, escogí esta.
Fue una buena decisión. Me gusta mucho Liverpool. Además, el entrenador creía mucho en mí y jugué bien para ellos hasta que sufrí una lesión. Fue una buena experiencia y me fichó el Arsenal en el año siguiente. Era muy joven y los cambios estaban siendo muy grandes. Me intenté adaptar y ser feliz.
Y llegó la aventura china ... ¡Dios mío! El Dalian fue un buen lugar, con un entrenador, Farid Benstiti, que fue como un padre para mí. Me conocía de cuando probé con el PSG, me hablaba mucho y me dio mucha confianza. La lengua, la comida, el entorno, la gente... todo era muy diferente a Europa, pero estaba contenta de tener a un técnico europeo, ya que ninguna compañera hablaba inglés y debía tener un traductor particular para hablar con ellas. Sin embargo, fue una buena experiencia.
Hubo un momento en el que decidí que quería volver a Europa. Era en enero del 2019 y me chocó cuando salió la opción del Barça. Dije que sí, no me lo pensé dos veces. Quería venir aquí. Desde China, el Barça era uno de los clubes que había visto jugar y deseaba estar en ese equipo. Fue un momento mágico poder acabar fichando.
Mis primeros seis meses fueron, más que difíciles, diferentes. Era un nuevo entorno en el que no se hablaba mucho inglés, a mitad de la temporada, cuando te tienes que adaptar más rápido... Así vivimos muchas cosas interesantes en ese medio año, ¡como la clasificación para la final de la Champions! Uff... ¡Nunca había jugado un partido así! Estoy orgullosa de haber marcado el primer gol del Barça en una final europea aunque triste por el resultado. Tuvimos oportunidades y todo son experiencias, pero no pudo ser.
Ahora tenemos un nuevo reto con la Champions, con los mejores equipos de Europa, a un partido, en el País Vasco... Debemos dar lo mejor de nosotras mismas. Después de haberla jugado el año pasado, la veo muy competitiva. También veo al equipo capaz de llegar lejos, porque es bueno. Será complicado después de todos los meses que hemos estado paradas, pero el partido de cuartos contra el Atlético será digno de ver.
Personalmente me siento bien, que estoy mejorando y más integrada al juego del equipo. He marcado goles durante la pretemporada y las cosas están yendo bien, en la línea de la temporada pasada.
Todo el mundo me conocía con el pelo largo y el año pasado decidí cambiar de 'look'. Me lo corté. Ahora veo un color, me gusta y me lo hago. Ahora lo llevo naranja, pero la semana que viene tal vez me lo pinto rojo, rosa o amarillo. No es por ningún motivo especial, simplemente por variar.
Esta es mi historia. Antes de despedirme, quisiera felicitar a toda la afición culer por haber ganado la Liga después de un tiempo sin hacerlo. Espero que, desde casa, nos apoye en la Champions League y que pronto nos podamos reencontrar en el estadio y podamos celebrar el título de Liga.
¡Visca el Barça!
