Alineaciones con el sello de casa
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La participación de jugadores formados en la cantera del Barça en el primer equipo es una de las razones de ser de los equipos de la Masía. Cualquier jugador de las categorías inferiores de fútbol sueña con llegar a jugar en el Camp Nou. Un sueño que está al alcance sólo de unos pocos elegidos, pero que se puede hacer realidad, como demuestran las estadísticas. El hecho de tener un equipo filial que nutriera de jugadores al primer equipo, ha sido primordial para asegurar la presencia de jugadores formados en la cantera de una manera estructurada y consecutiva desde la temporada 1949/50.
Tras un paréntesis de sólo tres partidos, se inició un segundo periodo de partidos con presencia continuada, y hoy se cumplen 30 años desde que el Barça ha contado con la presencia de al menos un jugador formado en el primer equipo a lo largo de un partido. El contador de partidos sólo se ha detenido momentáneamente debido al coronavirus, pero continuará.
Ver a jugadores de la casa en el primer equipo es un hecho que se remonta muy lejos en la historia del Club. De manera periódica, el Barça ha tenido muchos jugadores procedentes de los equipos inferiores que han llegado a cumplir el sueño de jugar en el primer equipo, desde Calvet y Seguer, hasta los Biosca, Aloy, Manchón, Bosch, Gracia, Tejada, Brugué, Vergés, Estrems, Olivella, Rodri, Sadurní, Silvestre, Fusté, Rexach, Martí Filosia, Mora, Olmo, Tente Sánchez, Lobo Carrasco o Estella, entre otros. A partir de 1949, cuando el Espanya Industrial se vincula orgánicamente al Barça y se transforma en un filial azulgrana, esta presencia se puede cuantificar en cada partido de manera continuada.
Dos grandes rachas
De hecho, se puede decir que hay dos grandes rachas en las que encontramos siempre la presencia de al menos un jugador formado en la cantera en los partidos del primer equipo. Esto incluye el equipo titular y también los cambios. La primera de estas la hemos establecido desde la temporada 1949/50 y se alarga durante 41 años, e incluye nada menos que 1.786 partidos. Esta racha se rompe la temporada 1989/90 durante tres partidos, pero luego empieza una segunda racha de 30 años que se alarga hasta hoy en día, en la que participaron 146 jugadores y que ya lleva acumulados -hasta la suspensión de las competiciones por la crisis del coronavirus- un total de 1.714 partidos.
Pero hay que remontarse de nuevo al verano de 1949 para, bajo una óptica moderna, asistir al nacimiento del primer equipo filial del Club, cuando el FC Barcelona se vinculó con el Espanya Industrial, una empresa textil barcelonesa que desde hacía seis años disponía de un conjunto fundado por los mismos obreros. Iban vestidos con una camiseta blanca con rayas azules verticales y pantalón blanco. A pesar de la diferencia cromática, el Espanya Industrial pasó a ser el segundo equipo del Barça y la inagotable cantera de su hermano mayor, con nombres que fueron legendarios como Biosca, Manchón, Bosch, Gracia, Tejada, Vergés, Olivella y Rodri.
Once del Barça en el año 1950.
La temporada 1956/57, el Espanya Industrial cambió su nombre por el de Condal, equipo que a partir de 1961 adoptó los colores azulgranas. La cantera del Condal, un nombre de entrañable recuerdo para muchos aficionados veteranos, nutrió al primer equipo del FC Barcelona con figuras como Eladio, Rifé, Pujol, Rexach, Torres, Martí Filosia y Mora.
Mientras tanto, en 1965 el equipo de una fábrica textil del barrio de Sant Andreu llamado CD Fabra i Coats se convirtió también en filial del FC Barcelona y cambió su nombre por el de Atlètic Catalunya. Cinco años después, en junio de 1970, los dos filiales barcelonistas -que entonces cohabitaban juntos en Tercera División- se fusionaron en uno solo, bautizado como Barcelona Atlètic, actualmente Barça B. En la década de los setenta, la época anterior a la fundación de la Masía, de las filas del Barça Atlètic surgieron jugadores como Fortes, Sánchez, Olmo, Martínez, Carrasco, Manolo y Estella.
La semilla generada por la recuperada estructura del fútbol formativo desde finales de los años 40 y la instauración de unos segundos equipos bien organizados dieron sus frutos. Desde el inicio de la temporada 1949/50, ya con el Espanya Industrial como filial azulgrana, el primer equipo del Barça encadenó 40 años con la presencia de al menos un jugador procedente de la cantera en los partidos de competición oficial, una descomunal racha que no se rompería hasta el 1 de octubre de 1989, cuando en la jornada 5 de Liga, el Barça que entrenaban Johan Cruyff y Carles Rexach jugó en Mallorca con Zubizarreta, López Rekarte, Alexanco, Koeman, Serna, Soler, Salinas (Aloisio, minuto 65), Eusebio, Robert, Laudrup y Begiristain (Onésimo, minuto 72). El Barça perdió aquel partido por 1-0.
Después, hubo dos partidos más sin presencia de canteranos: al cabo de una semana, el Clásico contra el Real Madrid en el Camp Nou que el Barça ganó por 3-1, y el 18 de marzo de 1990 en Las Gaunas, donde el Barça ganó al Logroñés por 1-2.
Del Dream Team hasta hoy
Pero desde el 24 de marzo de 1990, también con Cruyff en el banquillo, ya no se ha roto esta segunda racha. En el descanso del Barça-Atlético de Madrid de la jornada 31 de la Liga 1989/90, Guillermo Amor sustituía a Julio Salinas. Y tres décadas después, 31 cursos después, 15 entrenadores después, los capítulos de esta romántica historia no tienen página final. De Amor a Ansu Fati. Del edificio de piedra de Can Planes a las instalaciones modernas de la Ciudad Deportiva. La Masía no se ha cansado de nutrir al primer equipo. Un portero legendario; un defensa central de corazón culé; un lateral izquierdo fuerte y resistente; un medio centro, un interior motor incansable del Dream Team; un interior de perfectos valores barcelonistas; o un delantero con seis Balones de Oro.
La fantasía del elenco de Cruyff contó con jugadores del fútbol formativo culé que fueron cruciales en el Dream Team. No eran unas presencias testimoniales. Fueron piezas que supieron construir un equipo que llenó el césped de confeti azulgrana. No sólo por la cantidad de títulos conseguidos, sino también por la festividad del fútbol que practicaba.
Onze del FC Barcelona a la final de Wembley, disputada el 1992.
Guardiola era el portador del hilo de Ariadna de un equipo diseñado para tener la cuota del balón. Una filosofía escudada por la generosidad de Amor. Símbolo de un vehemente barcelonismo. Ferrer y Sergi, coincidiendo en la titularidad de los cursos 1993/94 al 1995/96, una pareja de laterales meridianamente extraordinarios. La rapidez del lateral derecho y del izquierdo colaboró en la línea protectora del 3-4-3 de Cruyff. No importaba la competición ni el año. Una repetición que abarrotó las vitrinas del Club durante los ocho cursos del entrenador de Amsterdam. Un estado anímico de euforia gracias a las cuatro Ligas seguidas, una Copa de Europa, una Copa del Rey, tres Supercopas de España y una de Europa.
Los años y los jugadores de la Masía en las alineaciones del primer equipo avanzarían como un time-lapse. Tras Rexach -que dirigió dos partidos- y Bobby Robson, Van Gaal daría aún más protagonismo a las categorías inferiores barcelonistas. Unas progresivas incorporaciones de la cantera que fundamentarían esta aparición constante.
Con Rijkaard se eleva el contador
Víctor Valdés, Carles Puyol, Xavi Hernández o Andrés Iniesta. Estándares de la identidad del FC Barcelona que se convirtieron en fijos de las alineaciones de Frank Rijkaard. Un técnico que tenía guardado un nombre de récord, que brillaría en este dato. Lionel Messi. Un relevo célebre que luego cogería Guardiola.
Con el pasado en mente, el cambio del de Santpedor aumentó el número de partidos con piezas de la Masía. Nuevos dorsales y nombres que se extenderían a lo largo de las espaldas de las elásticas del primer equipo. Sergio Busquets, Piqué o Pedro. Unos héroes silenciosos que acabarían haciendo resonar sus pasos en la final de la orejona de Roma 2009 o de la de Wembley 2011.
Un 11 íntegro con Tito Vilanova
Valdés, Montoya, Piqué, Puyol, Jordi Alba, Busquets, Xavi, Iniesta, Messi, Pedro y Cesc. En el Ciutat de València, en la jornada 13 de la Liga 2012/13, Tito Vilanova formaba un 11 renacentista de la escénica culé. Y, de este modo, ejemplificaba una vez más el peso que les otorgaba a los futbolistas del fútbol formativo barcelonista.
Once del FC Barcelona en el campo del Levante, en la temporada 2012/13, día en el que hubo once jugadores de casa a la vez sobre el césped.
El presente ha seguido la tendencia. Martino, Luis Enrique y Valverde prolongaron esta lista. Aleñá, Ansu Fati, Carles Pérez o Riqui Puig han sido los últimos nombres que han salido. Secundados por Sergi Roberto o los tres primeros capitanes, esta racha no vislumbra fin. La predisposición del nuevo preparador, Quique Setién, parece alargar un presente que convoca al pasado.
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