Se cumplen 20 años del debut de Carles Puyol
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Hace 20 años un joven central catalán aterrizaba en las filas del primer equipo del FC Barcelona. Era 2 de octubre de 1999 y el Club azulgrana se medía ante el Real Valladolid en el José Zorrilla. El banquillo culé estaba dirigido por Louis Van Gaal, él mismo que justo en el minuto 55 del partido decidió darle la oportunidad al joven de poder debutar con el que sería el Club de su vida.
Carles Puyol tenía tan solo 21 años y ese día, en la banda derecha del Zorrilla se puede decir que empezó su leyenda. Entró por Simao, un jugador que había llegado a Barcelona justo ese mismo verano. A partir de ese 2 de octubre Puyol empezó a alternar su presencia en el filial así como con el primer equipo. Finalmente, en diciembre de ese mismo año, Van Gaal decidió quedarse con él. Carles sabía que era su oportunidad y luchó hasta hacerse con la titularidad prácticamente al momento.
UNA PERSONALIDAD DECISIVA
Sin duda la llegada de Puyol al primer equipo no fue un acto en vano, su carácter marcó el rumbo de su excepcional carrera. Una humildad arrolladora, un fuerte compromiso, una teoría del trabajo y del esfuerzo muy marcada fueron los ingredientes que hicieron que el joven de Pobla haya terminado siendo un referente en el Club y en el mundo del fútbol en general.
Muchos de los que pudieron compartir vestuario con el jugador aseguran que era un líder nato, una referencia. En el caso de Jordi Ferrón, exjugador del Barça B:” Carles era un ejemplo para todos, era una referencia en el vestuario. Quería comerse el mundo y eso te lo transmitía, se esforzaba como el que más, entrenaba hasta quedarse sin aliento y era muy humilde, siempre estaba ahí y al final, sus ganas, su pasión hacían que tus ganas por brillar incrementaran. Todos aprendíamos viéndolo, y lo mejor, es que seguramente él no sabía lo que nos inspiraba”.
Carles Puyol creció a base de ser el esfuerzo continuo, incansable y persistente. Además de la confianza en sí mismo y en lo que podía demostrar. Era prácticamente todo corazón, José Mari Bakero aseguraba: “ Yo pude compartir con vestuario con Carles, yo estaba en el cuerpo técnico. Sinceramente verlo entrenar, relacionarse con los compañeros era sentir un fútbol diferente. Tenía muchas ganas siempre de aprender, llegó al Barça gracias a su capacidad de trabajo, ejercía un esfuerzo técnico y táctico, nunca tenía suficiente. Y además era muy humilde, nunca creía estar por encima del bien y del mal. Era el tipo de jugador que estaba llamado a convertirse en imprescindible en el equipo”.
Hoy se cumplen 20 años del debut de una leyenda, de un jugador diferente y muy necesario. Su historia demuestra que la pasión, el trabajo, la dedicación y sobre todo la humildad, consiguen llevarte hacia lo más alto pero siempre con los pies en la tierra.
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