De Moxó consiguió 183 votos, con los que superó Gaspar Rosés, con 172, y Joaquín Peris, que obtuvo 59.
El décimo presidente de la historia de la Entidad puso punto final al cisma existente entre el Club y las Federaciones Catalana y Española, y consiguió que el Barça se reintegrara a los dos estamentos. A pesar de su capacidad diplomática no pudo resolver la división interna que se vivía en el Club, dividido entre los personalistas partidarios del autoritarismo, agrupados en torno a Joaquín Peris, y los que querían una auténtica democracia en el FC Barcelona.
El otro aspecto destacado de su etapa al frente del Barça fue el progresivo aumento del profesionalismo entre los jugadores, un aspecto muy polémico entonces.
En el ámbito deportivo, De Moxó no pudo celebrar ningún título, ya que en el Campeonato de Catalunya el equipo barcelonista terminó tercero, mientras que en el torneo estatal no pudo superar la fase de clasificación territorial. Al final de la temporada, y después de un año justo a la presidencia, el 30 de junio de 1914 Francesc de Moxó dejó el cargo.
