Durante el mandato de Tomàs Rosés el FC Barcelona conquistó la primera edición de la Liga española (jugada entre febrero y junio de 1929) y un nuevo Campeonato de Catalunya (1929-30), pero, a pesar de la tranquilidad que reinaba en el ámbito deportivo, el hecho más destacado de la temporada fue una inesperada rebelión de los jugadores contra la Junta Directiva, que fue resuelta después de que Josep Suñol (futuro presidente) actuara como mediador. Posteriormente, la plantilla reconoció que se había equivocado inculpando a los dirigentes de las presuntas desconsideraciones de que eran víctimas los jugadores.
Todo ello, sin embargo, significó una nota de grisura en el mandato de Tomàs Rosés, que el 30 de junio de 1930 dejó su cargo al frente del Club. Su sucesor fue Gaspar Rosés, que de este modo accedía a la presidencia por tercera y última vez.