Joan Coma (1931-1934)
La primera etapa de Joan Coma como presidente azulgrana fue testimonial, ya que entre junio y diciembre de 1925 las únicas tareas al Club fueron estrictamente administrativas, por lo que Coma no tuvo ninguna facultad decisoria. Durante aquellos seis meses de sanción las escasas reuniones de la Junta Directiva barcelonista eran vigiladas por un delegado de la autoridad, presente en todas y cada una de estas.
El inicio de su segunda etapa al frente del FC Barcelona, en diciembre de 1931, coincidió con un período de problemas internos que habían provocado la dimisión de su antecesor, Antoni Oliver. Además, Coma tuvo que afrontar el problema económico que le supuso la nueva política de aumento de fichas de los integrantes del primer equipo.
Paralelamente, la proclamación de la República provocó un descenso notable del interés por el fútbol en favor de la política que se tradujo en una pérdida de socios y de ingresos económicos. Todo ello propició que la Entidad sufriera una grave crisis financiera, y Coma tuvo que hacer auténticos equilibrios para evitar su quiebra.
Las rebajas en el presupuesto y una plantilla demasiado amplia obligaron al máximo dirigente del Barça a prescindir de una buena parte de los jugadores que habían sido la base del gran equipo de la década de los años 20. Así, en diciembre de 1932 dejó en libertad hombres como Piera, Mas, Dos Santos y Gual. Pero, sin duda, la decisión más polémica fue dar la baja a Samitier. Esta iniciativa provocó muchas protestas, y Coma tuvo que explicar que la salida del Club del Home Llagosta era debido a su edad, indicando que tenía 34 años (cuando en realidad sólo eran 30), y de su carácter indisciplinado. Pocos días después, en enero de 1933, Sami fichó por el Real Madrid.
Mientras tanto, la renovación de la plantilla azulgrana no daba los frutos esperados, y la misma campaña 1932/33 el Barça era eliminado de la Copa por el Betis tras perder por 4-0 en el partido de vuelta de dieciseisavos de final. Este resultado provocó la dimisión de algunos directivos, y pocos días después apareció en la prensa una carta firmada por 800 aficionados en el que se pedía la dimisión de Coma.
La crisis deportiva y económica se acentuó aún más en verano de 1933, después de haber cerrado la temporada con un déficit importante y de la estrepitosa derrota que el Barça encajó en un amistoso contra el Badalona (6-2). El presidente intentó apaciguar la crispación nombrando una directiva de consenso, pero esta medida tampoco tuvo éxito, ya que la temporada siguiente fue desastrosa. El Barça fracasó en todas las competiciones (noveno en la Liga, segundo en el Campeonato de Catalunya y eliminado de la Copa en los cuartos de final), el número de socios cayó hasta 8.000 y el estado de las finanzas era muy delicado. La situación era realmente insostenible, y el 16 de julio de 1934 Coma dejó el cargo.