Gracias, Palau

El Palau Blaugrana es mucho más que un pabellón multideportivo. El templo se erige como un espacio de culto de los seguidores culés de las secciones de club. Y es que todo el mundo que lo visita coincide en que el Palau es un reducto de barcelonismo único que desprende una energía especial.

La magia del Palau

Pese a que los resultados deportivos esta temporada, a excepción del balonmano, que ha ganado seis de los siete títulos posibles, no han sido los esperados, el factor Palau nunca ha desaparecido. Y es que la afición ha estado dando un apoyo incondicional, canasta tras canasta y gol tras gol. Una emoción que surge de sentirse parte de los logros de todos los equipos.

Las cuatro secciones profesionales coinciden, el Palau es uno de los pabellones más difíciles para el equipo rival y más estimulante para el local. Aparte de ser un rasgo característico, su cúpula genera una acústica única en el mundo. Laprovittola, Lozano, Panadero y Frade están de acuerdo, cuando los culés presionan, automáticamente, se les pone la piel de gallina. Sentir a la afición tan volcada da un plus más a los jugadores que sienten a los espectadores como uno más del equipo.

Los culés, el elemento clave

Para conseguir la mágica atmósfera de un partido en el Palau Blaugrana hace falta un elemento imprescindible: los y las culés. Esta temporada, la afición ha estado junto a los equipos profesionales y esto ha sido sinónimo de registros históricos de asistencia al feudo barcelonés.

En baloncesto, la serie de Play-off de la Euroliga contra Olympiacos enganchó al aficionado. En el quinto partido se estableció la mejor entrada de la temporada, con 7.742 espectadores, sólo dieciséis más que en el Barça Madrid (7.742).

En balonmano, los culés nunca fallan. Este curso, la afición quiso celebrar la clasificación para la F4 llenando las gradas del Palau en el duelo contra el PSG con 5.467 espectadores. En el hockey tampoco se quedaron cortos. Más de 5.000 culés, 5136 por ser exactos, presenciaron el intento de remontada contra el Sporting en los cuartos de final WSE Champions League. Un registro que supuso la mejor entrada del siglo XXI.

En futsal también son fieles. Un total de 4.433 espectadores asistieron al derbi contra Industrias Santa Coloma, lo que significó la mejor entrada de la temporada y también en la era pospandemia.