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Do Dragão, el estadio del debut de Leo Messi con el Barça

El Barça visita este miércoles la casa del FC Porto pocos días antes de que se cumplan dos décadas del estreno del argentino con el primer equipo azulgrana

Semana de Champions, la segunda de la temporada, y la primera que conlleva un desplazamiento europeo para el FC Barcelona. Tras un estreno inmejorable en casa contra el Amberes, los de Xavi Hernández se desplazan a Portugal para visitar la casa del FC Porto: el Estadio Do Dragão.

La primera vez de Leo Messi

Para muchos, podría ser sólo uno de los múltiples grandes estadios europeos que los culés han pisado en su historia, pero la hemeroteca siempre nos recuerda que estas poco más de 50.000 localidades que conforman este estadio fueron las primeras afortunadas en ver a Leo Messi con el primer equipo del Barça.

Para rememorar ese día hay que tirar la vista atrás casi 20 años, hasta el 16 de noviembre de 2003. Ese día se disputó un amistoso entre ambos equipos que servía para inaugurar el mismo estadio, pero que ha pasado a la historia, no por el resultado final, con victoria para los portugueses de 2-0, sino porque Leo Messi disputó el último cuarto de hora.

De los nervios a las ocasiones

Frank Rijkaard, que era el entrenador de aquel equipo, le envió a calentar durante la segunda parte, en un momento que Messi, después del partido, admitía a Barça TV que "cuando me dijo que calentara estaba muy nervioso, pero tenía ganas de salir a jugar un ratito."

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Un ratito que empezó en el minuto 74, cuando el de Rosario entró en el puesto del defensa Fernando Navarro, y ya con el marcador con 2-0 que sería el definitivo. Lo hizo con un improvisado número 14 en la espalda, y estuvo cerca de debutar con gol. Primero, el portero Nuno lo impidió, y pocos minutos después, Messi recuperó un balón que le dejó sin portero pero algo escorado, y optó por dar un pase atrás que no encontró rematador.

Do Dragão abrió el camino a la eternidad

Sin embargo, un Leo Messi de 16 años dejó muestras de una calidad y un desequilibrio que acabaría sublimando a la máxima expresión durante las dos décadas posteriores y que le catapultaría al Olimpo del fútbol como el jugador más laureado de toda la historia.

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