Lección de deportividad
El 8 de abril del 2007 quedó demostrado una vez más que los valores del Barça no son conceptos vacíos sino que se plasman en la realidad cuando la ocasión lo requiere. Aquel día se disputaba un Barça-Espanyol correspondiente al tercer torneo de fútbol alevín Vila de Peralada. En el minuto 4 de partido un jugador azulgrana se lesionó y los españolistas echaron el balón fuera del campo para que el rival fuera atendido. El Barça sacó de banda y el balón fue a los pies de su delantero Mamadou, que se olvidó de corresponder al gesto rival y marcó el primer gol del partido.
De inmediato, el técnico del equipo barcelonista Albert Puig dio una lección de deportividad al ordenar a sus jugadores dejarse marcar por el Espanyol. Al descanso, Mamadou se acercó al árbitro para pedirle disculpas. Una nueva muestra del fair-play consustancial al ADN blaugrana.
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