Covid-19: Cómo se prepara el Barça en periodo de aislamiento
La cuarentena necesaria para aplanar la curva de la pandemia ha cambiado por completo las dinámicas de entrenamiento y competición de deportistas y clubes, que de un día a otro han tenido que modificar su preparación habitual.
El reto al que se enfrentan técnicos, preparadores y nutricionistas es mayúsculo. El objetivo no es únicamente evitar el desentrenamiento, sino inducir una carga de entrenamiento similar a la de un periodo normal para que, si la competición se reanuda, los deportistas puedan hacerlo en óptimo estado de forma.
“A pesar de que como sociedad no éramos muy conscientes de la relevancia y de las medidas que se iban a adoptar, desde el club intentamos anticiparnos y desarrollamos una planificación para cada jugador que intenta simular el trabajo realizado en una semana habitual”, afirma Antonio Gómez, preparador físico del primer equipo del Fútbol Club Barcelona.
“La dinámica de carga es muy similar a nuestro microciclo habitual. Planteamos dos picos de carga, uno a mitad y otro a final de semana que simulan nuestras semanas de doble partido, y un día de descanso”, dice Gómez, Doctor en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte.
Los entrenadores y preparadores físicos se comunican diariamente e individualmente con cada jugador, los cuales siguen una planificación que combina entrenamiento de fuerza y entrenamiento de resistencia adaptado al contexto de disponibilidad de material.
“Las sesiones de resistencia las hacen en bicicleta estática o tapiz rodante. El objetivo es que los jugadores realicen un trabajo interválico donde alcancen velocidades y frecuencias cardiacas que puedan simular la competición”, explica Andrés Martín, preparador físico del Fútbol Club Barcelona y Doctor en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. “Como los jugadores no pueden salir al exterior y no podemos analizar datos de GPS, después de cada entrenamiento nos envían el RPE (escala de esfuerzo percibido), la distancia y ritmos de carrera con el fin de analizar la carga de trabajo y poder así hacer modificaciones en función de la misma”.
Un dato muy relevante es el esfuerzo percibido en estas sesiones. “Los jugadores están reportando valores ligeramente más altos (7-8 con respecto a la media de sesión de 5,5), lo cual puede tener relación con el estrés térmico, ya que las sesiones se llevan a cabo en interior y el organismo no es capaz de disipar el calor con la misma eficacia con la que lo hace al aire libre, con la tensión mecánica generada por ejercicios a los que no están tan acostumbrados, con la carga emocional que supone no poder salir de casa y con la no especificidad del estímulo”, afirman tanto Martín como Gómez.
Además, otro aspecto relevante es que durante este periodo el gasto energético de los jugadores presumiblemente será menor, por lo que se está monitorizando también el peso con el fin de evitar un aumento del porcentaje de grasa.
Esta situación, como extraordinaria que es, está exigiendo medidas que ponen en valor la capacidad de entrenadores, preparadores y nutricionistas de encontrar nuevas fórmulas que permitan mantener el estado de forma y la motivación de los jugadores en un contexto tan difícil.